
Taller de Mantención de Vivienda, con Pamela Rodríguez constructora civil, jueves 23 de Enero 2025, en Doña Marta Cordillera,
Un taller que llenó de magia y creatividad a nuestros niños
Ver a mis hijos reír, imaginar y crear es uno de los regalos más hermosos que puedo recibir. En diciembre de 2024, durante la fiesta navideña organizada por nuestras vecinas de Cordillera Doña Marta, tuve la oportunidad de vivir un momento inolvidable junto a ellos en el Taller de Títeres para niñas y niños.
Más de 20 pequeños, divididos en dos grupos, participaron con entusiasmo en esta actividad guiada por el equipo de Niñez de la consultora. Fue increíble ver cómo, con tan solo un calcetín, lanas, botones y otros materiales sencillos, lograron dar vida a sus propios títeres. Pero este taller fue mucho más que una manualidad: cada puntada y cada detalle que añadieron fue también una oportunidad para aprender sobre creatividad, trabajo en equipo y respeto.
Ver sus caritas iluminadas mientras daban voces y personalidades a sus títeres fue algo mágico. No solo crearon personajes, sino que también fortalecieron lazos con sus compañeros, compartieron ideas y descubrieron que la imaginación no tiene límites.
Como madre, me llena de felicidad saber que existen espacios así, donde nuestros niños pueden aprender jugando, en un ambiente de cariño y comunidad. Sin duda, este taller dejó una huella en sus corazones y en el mío. Ojalá sigamos teniendo más oportunidades como esta, donde la infancia se llena de arte, alegría y sueños.
Unidos por el arte: Nuestra experiencia en el Taller de Mosaico
Nunca imaginé que, con unas cuantas piezas de cerámica y un poco de paciencia, podría crear algo tan hermoso. Pero lo más valioso de esta experiencia no fue solo el resultado final, sino todo el proceso que vivimos juntos en el Taller de Mosaico.
Desde el primer momento, el espacio se llenó de entusiasmo. Entre mesas, herramientas y motores, nos sumergimos en un mundo de creatividad donde cada uno podía aportar su propio estilo. Aprendimos a dibujar nuestros diseños, cortar cerámicos con precisión, lijar y pulir con esmero, hasta finalmente pegarlos sobre la superficie elegida. Fue un desafío, pero también una oportunidad increíble de descubrir habilidades que no sabíamos que teníamos.
Lo mejor de todo fue el ambiente que se generó. En cada corte de cerámica, en cada consejo compartido, se tejieron lazos entre nosotros. Nos conocimos más allá de los saludos rápidos del día a día, compartimos historias, risas y hasta silencios que nos hicieron sentir en confianza. Este taller no solo nos permitió expresarnos a través del arte, sino que también se convirtió en un refugio, un espacio seguro donde el respeto y la colaboración fluyeron de manera natural.
Descubrimos que todos llevamos dentro un espíritu creador, solo hacía falta un empujón para dejarlo salir. Nos sorprendimos con nuestras propias habilidades, con la paciencia que cultivamos y con la satisfacción de ver cómo, pieza a pieza, nuestro trabajo cobraba vida. Pero lo más importante fue el sentido de comunidad que nació en ese lugar.
Hoy, cuando veo el mosaico que creamos, no solo veo colores y formas. Veo las manos de mis vecinos, el esfuerzo compartido, las risas y las conversaciones que llenaron cada rincón de este taller. Más que una obra de arte, construimos un recuerdo que quedará para siempre en nuestros corazones.
Porque cuando el arte nos une, la comunidad se fortalece.
Aprendiendo juntos: Nuestro taller sobre copropiedad en Cordillera Doña Marta
Ser parte de una comunidad no solo significa compartir un espacio, sino también asumir responsabilidades y derechos que nos permitan convivir en armonía.
Más de 25 personas de los tres condominios que componen nuestro barrio nos reunimos con un mismo propósito: entender mejor cómo funciona la vida en comunidad. Durante la jornada, abordamos temas fundamentales, como la nueva Ley de Copropiedad, los derechos y deberes de cada copropietario, y el importante rol del comité de administración de condominios. Uno de los puntos que más me llamó la atención fue el Artículo 150, que protege los derechos de la mujer casada en relación con la propiedad. Saber que existen estas regulaciones me dio una nueva perspectiva sobre la importancia de estar informados y organizados.
Más allá de lo legal y administrativo, este taller nos permitió conversar, expresar nuestras dudas y darnos cuenta de que todos enfrentamos desafíos similares. Aprendimos que, al conocer nuestras obligaciones y derechos, podemos construir una comunidad más justa, donde cada voz cuente y donde la convivencia sea cada vez mejor.